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Zendal

Isabel Zendal y la aventura que frenó una pandemia

El 30 de noviembre de 1803 salió del puerto de La Coruña la corbeta Maria Pita. A bordo se encontraban Francisco Javier Balmis, médico de Carlos IV, el también médico Jose Salvany, la regenta de el orfanato de La Coruña: Isabel Zendal y 26 niños de los orfanatos de Madrid y La Coruña. La expedición tenía un propósito claro: llevar la recién descubierta vacuna a los confines del imperio para acabar con el azote de la viruela. Edward Jenner había descubierto poco antes que las personas que padecían la viruela de las vacas (mucho más leve) no padecían la viruela humana (con terribles consecuencias y una gran mortalidad). De la procedencia de la enfermedad de las vacas obtuvo este descubrimiento el nombre con el que lo conocemos hoy: vacuna.
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La expedición decidió llevar la recién descubierta vacuna a América, para después recalar en Asia (Manila y Macao) enseñando a los médicos locales cómo aplicarla brazo a brazo, es decir: como la viruela de las vacas no podía transportarse en tejidos o en cristal, solo podían ser seres humanos los que la llevasen. Los niños que no hubieran pasado la viruela eran los elegidos para vacunarse con la «viruela vacuna». Con las pústulas de el niño al que se había vacunado anteriormente se vacunaba al siguiente: brazo a brazo. Por ello, esos primeros portadores de la vacuna fueron, junto con su cuidadora y enfermera, Isabel Zendal, clave para acabar con el mal que azotaba el mundo, y que tan solo se pudo erradicar completamente en 1980

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